domingo, 22 de septiembre de 2013

ASALTAR EL CIELO


Lo dice Juan Diego Botto , lo escribió Karl Marx, en 1871,  en el prefacio de una carta a un amigo: “Estos parisienses que quieren tomar el cielo por asalto”.

Hora es ya de hacerlo y, por eso, Juan Diego Botto ha escrito y protagoniza Un trozo invisible de este mundo, que un año después de su estreno en la sala Matadero de Madrid y girar por toda España de éxito en éxito, de emoción en emoción, ha llegado a Barcelona. La inmigración, el exilio, la tortura, la delación, el racismo, la cobardía, el egoísmo,  los sueños, el amor, la vida, la muerte,  son su argumento.

En el Teatre Lliure, que la acoge, cada representación (perdón, cada puesta en escena) es una catarata de sensaciones vividas por el público con el alma encogida y risas entrecortadas, de esas que incluso se intentan ahogar aunque (como reconoce el propio autor/intérprete) el texto busca como resorte, diría yo como huída y autodefensa del espectador, que se remueve en el asiento y estalla en la ovación.
Igual que aquella poesía reclamada por Gabriel Celaya ( y en otro pero no tan diferente contexto), es teatro para el pobre/teatro necesario/como el pan de cada día/como el aire que exigimos/trece veces por minuto/para ser y en tanto somos/dar un sí que glorifica.

Justo cuando, el domingo por la tarde el Lliure , su público, se ponía en pie para dar las gracias a Juan Diego Botto, Astrid Jones (conmovedoramente brutal) y a Sergio Peris Mencheta ( director-cómplice), se anunciaba la victoria de Ángela Merkel, una aplastante mayoría de esa derecha voraz que marca el paso en una Europa a sus pies. Y, al salir , la gran pregunta: ¿de qué sirve que el teatro y el público alcen la voz si la Historia parece empeñada en la constante negación del ser humano, entendido éste como una suma de dignidades ?.

Puede que no haya respuestas, al menos éstas no sirven si se consideran como efecto más o menos inmediato, pero se antoja innegable que la propuesta , la provocación desde la información, la reflexión que invoca Un trozo invisible de este mundo sí son estímulo para activar dormidas rebeldías e ineludibles urgencias.
Si el cielo son los otros, los mercaderes, los corruptos, los racistas, los torturadores,  los asesinos, no lo queremos. El cielo que queremos es el de la solidaridad, la cultura (no la del 21%), la alegría, la dignidad, el trabajo, la igualdad, la belleza….
Ese cielo es el que hay que asaltar. Y, volviendo a Celaya, el teatro también puede ser un arma cargada de futuro.

Un trozo invisible de este mundo  es munición para ello.
Paco March
Fotografias de: http://untrozoinvisible.wordpress.com/page/3/


1 comentario:

  1. No trato de comentar nada sobre la presente entrada, pero como desconozco tu e-mail utiliizo esta vía para felicitarte por tu artículo "Bar-Cel-Ona"", que acabo de leer en burladero.com, así como por la perseverancia que demuestras día a día no sólo en defensa de la fiesta de los toros, sino en defensa de esa Barcelona libre, abierta y plural... que se nos va irremisiblemente. Una pena.
    Un abrazo / Juan Antonio Polo

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