lunes, 19 de noviembre de 2012

ALEJANDRO ESPLÁ



Hace dos años y medio Luis Fco. Esplá dió , en la feria de Hogueras alicantina, la alternativa a su hijo Alejandro y dijo adiós. Ese día, padre e hijo salieron en hombros, uno camino de su casa (y de su finca en Relleu) y el otro buscando su lugar al sol del toreo, un sol cada vez más oculto en los negros nubarrones de la crisis global y sectorial. Un sector, el taurino, incapaz de evolucionar, reinventarse o, simplemente, librarse de vicios adquiridos, endogamias y servidumbres cortoplacistas que no hacen más que alejarlo de la sociedad, bombardeada de mensajes a la contra.

Pero Esplá (Luis Fco.) es un hombre inquieto y hedonista que, poco a poco, ha ido construyendo su particular universo allá arriba, al pie de las montañas (como nuestro amigo Marco) de la Sierra de Aitana, rodeado de animales, naturaleza, familia y amigos . A éstos les convoca a la menor excusa y , en la placita construida con esfuerzo e ilusión, se torean vacas y becerros, paréntesis de conversaciones, risas, comida y bebida, esas pequeñas cosas que hacen la vida vivible.

La última de esas convocatorias tenía el aliciente de ver a El Soro tras tantos años de calvario y desde una admirable voluntad ponerse, otra vez, ante la cara de una res. Emoción en el paseillo, con los dos Esplá flanqueándole y más emoción aún cuando Vicente movió con templanza el capote y muleteó con garra aunque con las lógicas trabas. De Luis Francisco sólo decir que , al verlo, la nostalgia de su ausencia aún se hace más profunda y su magisterio necesario.

Pero quiero hablar de Alejandro ,que entró con capote y muleta tanto en el turno de El Soro como el de su padre y demostró que tendría mucho que decir si le dejaran hablar, quiere decirse torear.

Repertorio amplio, valor todo, sentido de la lidia y el temple, una mano izquierda de seda y poder y una afición que no ha perdido pese a toda una temporada en blanco.

Pienso que la Fiesta de los toros no puede permitirse el lujo de negar la posiblidad de que se exprese en los ruedos pues Alejandro Esplá diría yo que aún está por descubrir.

Se dirá, con razón, que su caso ni es nuevo ni único , que sólo basta con mirar el escalafón para comprobarlo. Mas ello no obsta para que hubiera alguien que quiera y sepa mirar hacia Alicante, ponga el tomtom orientado a Relleu y en la “República Independiente de Realet” encontrará un torero digno depositario del apellido Esplá y con las condiciones necesarias para merecer atención y contratos.

Alejandro Esplá se llama.


P.M.

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