jueves, 23 de mayo de 2013

MOUSTAKI, LA VOZ MEDITERRÁNEA (Y PEPE LUIS AL FONDO)

El Mediterráneo es el mar de la cultura, también el del mestizaje y Georges Moustaki, que acaba de morir en París, su más genuino representante. 

Alejandría, Grecia, Francia y, también, una Barcelona que fue a menudo testigo y escenario de memorables actuaciones, la última de ellas (que no pudo concluir) en enero de 2009 que, sin nadie imaginarlo, se convertiría en su postrera comparecencia pública y cantando. 

Un año antes, en ese Palau de La Música saqueado por Millet y Montull con la complicidad de la burguesía catalana que ha hecho del mirar hacia otro lado su santo y seña histórico, tuve ocasión de emocionarme hasta el escalofrío ante la presencia del septuagenario “Métèque” vestido de blanco desde el cabello a las zapatillas. 

Sus himnos de amor y combate ¿no son lo mismo? sonaban, oían y sentían con la misma intensidad de la primera vez y eso sólo se consigue cuando la verdad es la esencia de la composición. 

Milord (para la Piaff), Ma liberté, Pourquoi mon Dieu?, Il est trop tard, Alexandrie, Il y avait un jardin, Marche de Sacco et Vanzetti, Nous sommes deux, Le Métèque… banda sonora de amores y revoluciones matizadas por una voz apenas alzada sobre el susurro pero que golpeaba con fuerza en el alma. 


Nos estamos quedando huérfanos de referentes, de esos seres humanos que otorgan al oficio de vivir un motivo que lo justifique. Cada cual, en su círculo familiar y de amistades tiene, sin duda, ejemplos de ello. Pero también son necesarios esos otros que, en su individualidad, notamos como nuestros (aunque apenas los conozcamos por la lectura, en una película, sobre un escenario, en un museo, en una plaza de toros…), de los que aprendemos o, simplemente, los gozamos. 

Una lista de ausencias que día a día suma nuevas altas (que son nuestras bajas) mientras nos vamos quedando a la intemperie. 

Quizás es que ahora que (casi) todo se desmorona y los salvapatrias de bigotillo camuflado y como sonrisa una mueca ven una nueva ocasión para ocupar su lugar al sol que es penumbra; ahora que el poder político ya no disimula que es el financiero y viceversa; ahora que los derechos esenciales del ser humano retroceden en un tiempo que cada vez es menos nuestro; ahora que la mentira más soez viene disfrazada de información; ahora que el grito de la manipulación ha sustituido al debate de las ideas; ahora que el cinismo reemplaza a la verdad; ahora que… ya sólo queda sobrevivir. 

Y eso, la mera supervivencia, es aún más dolorosa cuando con apenas cuatro días se nos han ido, como del rayo, Pepe Luís y Moustaki.


Sevilla y Alejandría, con Grecia en el eje. “El Sócrates de San Bernardo” llamaban al rubio Pepe Luis pues toda la sabiduría bajaba por sus venas para, con las palmas de las manos, dibujar la verónica, esculpir la chicuelina, desplegar “el cartucho de pescao” o templar el redondo y el natural hasta parar el tiempo y los corazones. Pepe Luis ¡que inventó un quite para disculparse ! las tardes en que esa misma sabiduría le frenaba el impulso. “El quite del perdón” le llamaron y Pepe Luis era el que debía perdonarnos… 

No son buenos tiempos para el toreo, tampoco para la libertad. Pepe Luis (ciego de ojos en los últimos años) y Moustaki han hecho mutis pero dejan su legado. Inmaterial uno, el del toreo, pues es instante fugaz e incorpóreo y recurrente el otro, en las canciones que no dejan de sonar. 

Esta noche, mientras el CD me acerca de nuevo el susurro cantado de Moustaki, alzaré la copa de vino de resina para acompañar unas papas aliñás a la manera sevillana con Pepe Luis a la vera de mi corazón taurino (que, en apenas dos horas, espera a Morante).


¡Viva el Arte !

P.M.




1 comentario:

  1. Efectivamente, nos estamos quedando huérfanos de referentes, de esos seres humanos que otorgan al oficio de vivir un motivo que lo justifique.

    ¡Y menos mál que nos queda Morante! Aunque muchos le chillen por negarse a hacer el paripé.

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