sábado, 6 de octubre de 2012

¿QUÉ DIRÍA VÁZQUEZ MONTALBÁN ?

Manolo Vázquez Montalbán, al que su rojo corazón le estalló en 2003 en el aeropuerto de Bangkok, en esos Mares del Sur que Carvalho gustaba visitar, acuñó en su día una frase que pronto hizo fortuna: “Contra Franco vivíamos mejor”.

El propio autor pronto renegó de las interpretaciones que de la misma se hicieron, siempre a conveniencia. La habitual y sabia ironía de V.Montalbán, que gustaba de jugar con las palabras para dotarlas, incluso, de un significado opuesto al de su lectura, adquiría aquí tintes de provocación hacia una izquierda (la de entonces, hablamos de los primeros años del PSOE en el Gobierno y con un PCE cada vez más a la deriva) incapaz de superar lo que durante muchos años (sobre todo el PCE, claro, que los otros estuvieron buen tiempo de vacaciones) había sido epicentro de sus estrategías.

Vázquez Montalbán, capaz de simultanear sesudas reflexiones sobre, por ejemplo, la aplicación de la teoría marxista en el régimen de Pol Pot con horas en la cocina preparando recetas inverosímiles o de la abuela; agudísimo observador de la realidad; novelista de éxito; poeta tan notable como minoritario, militante de causas más o menos perdidas; fascinado, al final, por el Subcomandante Marcos, tanto como por Kim Novak antes (por otros motivos facilmente comprensibles); referente de una izquierda que se iba (ya se ha ido, en su ausencia) a pique, era, además, un enfermo de fútbol (lo veía todo, a cualquier hora, de cualquier categoría, en tiempos en que la saturación de retransmisiones o canales no era la actual). Y del Barça, incluso en los años en que estaba mal visto entre los guardianes de la ortodoxia de las ideas ¿que ideas?mostrarse como consumidor del opio del pueblo.

A él se debe otra ocurrencia que ahí quedó: “El Barça es el ejercito desarmado de la catalanidad”.

Cuando lo dijo, en la época de aquel presidente de aires napoleónicos y lágrima fácil con nombre de constructor, añadió una muesca al “Barça més que un club” de Montal y, más aún, a la respuesta que el precedente Narcís de Carreras soltó en la cara de la esposa de un gerifalte franquista quejosa de que los azulgranas ganasen una Copa. Dijo la señora: “la pena es que no son españoles”, a lo que el presidente Carreras respondió. “no fotem, senyora, no fotem”.

Cuando murió V.Montalbán, sólo hacía cuatro meses que Laporta había sido elegido presidente, por lo que Manolo no pudo ver ni el inicio del esplendor deportivo que aún perdura ni tampoco la deriva socio-política de la entidad.

Aquel “ejército desarmado”, que con Laporta se fue dotando de munición y al que Rosell (que, al ser elegido, enfatizó sobre la despolitización de la Entidad), atento a los vientos (huracanados)que corren ya lleva, directamente,  al “combate”.

En la calle, en los medios, sólo parece haber un leitmotiv, Independencia, que, coreado, suena así: in-indé-independència, mientras se agitan senyeras esteladas. Se anuncia despliegue de todo ello para el Barça-Madrid, convertido en excusa para que, ante una audiencia planetaria, sea eco de reivindicaciones tan legítimas como arteramente manipuladas.

Uno (culé hasta el túetano, catalán por cuna, ciudadano del mundo por elección) añora aquellos Barça-Madrid de su infancia y adolescencia, en los que, sí, ganar al Real era poner una pica en la Flandes franquista pero, al tiempo, te sentías solidario con un país (España, la llaman) en el que (casi) todos luchaban por recuperar libertades y sonrisas y en el que, precisamente Catalunya era el ariete por el que entraban soplos de europeismo y tolerancia. 

Tiempos de Ramallets o Sadurní, de Vicente o Betancourt, de Olivella o Benitez, de Miera o Pachín, de Gallego, de Eladio, de Sanchís (padre), de Zoco, de Segarra y Gensana, aún Kubala o Kocsis , de Di Stefano o Gento, de Zaldúa, Pereda, Zaballa, Grosso, Pirri, Amancio, Fusté, Mendonça (quien no haya visto a Mendonça no sabe lo que es jugar al fútbol como torea Morante), tantos nombres (como los del resto de equipos, claro, pero hablamos de lo que hablamos) que, domingo a domingo (cuando entonces, se jugaba los domingos y a las cinco de la tarde), retransmisiones radiofónicas, carrusel y quiniela mediantes, con la voz de locutores como Valdivieso, Juan de Toro, el gran Matías...que, sin alaridos, sin maltratar el lenguaje, te hacían ver lo que sólo al oído llegaba.


Otros tiempos , todo estaba por hacer o eso creíamos y el fútbol (como los toros o casi y según donde) era escape momentáneo hacia territorios más amables que la dura realidad. Y los Barça-Madrid (Gardeázabal, Ortiz de Mendíbil, Guruceta..), dos por temporada, acaso cuatro si la Copa de Europa o la Copa del Innombrable no los juntaba, eran, sí, más que un partido, pero sólo eso.

Ahora, ante el Barça-Madrid de la independencia (el mismo día, en la plaza de toros de Tarragona reconvertida, sin toros, en Tarraco Arena, se disputa “la Champions de los Castellers) uno se pregunta: ¿Qué diría Vázquez Montalbán?.
P.M.

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